A veces una lágrima: Cicatriza una herida, lava una pena y ablanda.
Una lágrima: Es un recuerdo, una angustia, una desesperación, una interrogante.
Una lágrima: Puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano.
Una lágrima: Puede ser rebeldía o arrepentimiento, odio, amor, luz o sombra.
Una lágrima: Puede ser el sueño desvanecido que rozó nuestros párpados o el amor perdido que aún está dulce, húmedo.
Una lágrima: Es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha, funde.
La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas yerbas que van creciendo en la amistad e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse. La lágrima descubre. El que ignora tus motivos, no te conoce.
La lágrima es un don.
"Dichosos los que saben llorar! Son perlas para el collar de la vida. Son rocío para el temblor de una rosa. Son estrellas para las manos de Dios!".
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